Vamos a ver cómo mejorar el sonido de tus grabaciones, ya sea para tus vídeos de YouTube, podcasts o piezas audiovisuales de ficción o documental. Para ello he elegido el mejor equipo que se puede conseguir por el menor dinero posible.
Cuando ya incluimos la palabra “mejor” en la ecuación hay que sacrificar forzosamente un poco más de guita, pero es un precio que merece la pena pagar por conseguir una buena calidad de audio. Así que ¡empecemos!
1. Entorno de grabación
No es lo mismo grabar en un estudio de grabación que en exteriores. O en un acantilado con un viento infernal. Por ello, hay que saber adaptarse para conseguir eliminar las fuentes de sonido indeseables y para captar el sonido que queramos en las mejores condiciones.
Si estamos en un estudio casero, es fundamental el silencio. El silencio, curiosamente, es la cualidad más difícil de conseguir en la actualidad. Seguro que vives en una casa por la que pasa una carretera cerca, o vives en una zona de marcha, o cerca de un parque, etc. Pues bien, todos esos ruidos deben ser minimizados a la mínima expresión.
Además, deberemos ajustar el acondicionamiento acústico de la habitación donde vayas a grabar. Para esto es imprescindible que existan elementos que amortigüen el sonido y evitar así reverberaciones. Yo en mi caso coloqué planchas de esponja y trampas de bajos repartidos por toda la habitación. Lo recomendable es cubrir aproximadamente un 30 por ciento de la superficie del estudio: paredes, techo, suelo y muebles. Cuanto más abigarradas sean las superficies mejor. El sonido es enemigo de las superficies lisas, eso grábatelo en la mente.
Además, otra cosa que tienes que tener en cuenta, es que en interiores, siempre va a haber reverberación. En el momento en que tengamos una superficie vertical en la que rebote el sonido, vamos a tener reverberación, aunque sea mínimo. Y si no me crees, vete al mejor estudio de grabación y ponte a 3 metros del micrófono.
La única manera de no tener nada de eco es irte a una llanura sin absolutamente ninguna superficie vertical, o grabar el sonido metido en el armario con toda la ropa dentro, pero como aquí queremos también comodidad, vamos a procurar:
- Que no tengamos superficies lisas
- Que tengamos el micrófono lo más cerca posible de la fuente de sonido
2. El micrófono
Existe una amplísima variedad de micrófonos: de solapa, corbata o lavalier, de cañón, dinámicos, de condensador, etc. Voy a contar rápidamente cómo fue mi evolución en YouTube. Empecé con el Sony ECM CS3, pero no me acababa de convencer porque daba demasiado brillo al sonido. Por regla general es un síntoma típico de este tipo de micrófonos, la voz tiene poca profundidad. Luego lo cambié por el Rode Smartlav+, otro clásico de YouTube, y el cambio fue a mejor, pero aún seguía sin convencerme. Así que investigando y preguntando llegué a la conclusión que la mejor configuración en un entorno controlado como es un estudio, para qué llevar un micrófono de corbata, cuando puedes tener un micrófono de condensador.
Estos micrófonos son los más típicos en estudios, y existen alternativas lowcost total, como el famosísimo Neewer de Amazon del que ya habló Jaime Altozano en su legendario vídeo de “Cómo sonar a estudio con un micro de 20€”. Para situaciones de desesperación total es una alternativa buena, pero palidece frente a otras opciones de precio un poco mayor pero con mucha más calidad.
Yo quería sonar bien, quería sonar decente sin gastarme miles de euros de micros megaprofesionales. Como no soy un experto en estas movidas, investigué todo lo investigable y al final me acabé decantando por el Audio Technica AT2020, que a día de hoy cuesta unos 90 euros. Ojo, no la versión USB, sino la versión XLR.
Elegí esta y no la versión USB porque la USB ya tiene integrada una circuitería de interfaz de sonido, que puede fallar, y que ya te está limitando si quieres extraerle más jugo al micrófono, porque es su configuración, con sus características, y te aguantas. La versión XLR es más barata, tiene una circuitería más sencilla y por lo tanto menos falible y permite conectarlo a equipos que pueden sacarle mucho más partido.
Este micrófono lo tengo puesto sin protección, pero algo habitual es colocar un antipop para amortiguar las ps y las bs para que no piquen, es decir, no saturen el audio. Yo no lo tengo puesto porque no tengo unas ps muy pronunciadas y tras probarlo no he notado diferencia alguna. Luego también se puede colocar una araña, que es el soporte típico con gomas elásticas que absorben los golpes que le metas al micro. Esto puede valerte si por ejemplo tienes anclado el micrófono a tu mesa con una tijera, ese soporte articulado que se engancha a la mesa.
Pero como yo quiero tener independencia absoluta para no transmitir al micrófono los golpes que dé en la mesa, lo que hice fue colocarlo en mi pie de micro, apoyado en el suelo. Por ello, ya no necesito la araña y me la ahorro.
¿Por qué uso conector XLR y no minijack? Porque la calidad de un XLR es infinitamente superior. Si usamos la entrada minijack de una cámara, lo más seguro es que necesitemos estar a cierta distancia de esta, así que seguramente necesitaremos cables extensores. En el mundo minijack, todo lo que sea cableado extra hace de antena captadora de ruidos, por lo que cuanto más largo sea un cable, más ruido va a meter y tendremos el típico soplo o sonidos de estática que nos van a fastidiar lo que hemos grabado.
El XLR por su parte, la ventaja que tiene es que usa cables apantallados, es decir, que aíslan los campos electromagnéticos que puedan meter ruido. Además, esta interfaz permite meter chicha al micrófono, es decir, electricidad, por lo que será capaz de captar audio en condiciones mucho mejores. Pues bien, para esto usé un cable de 1 metro de longitud, que en Amazon está a unos 9 euros.
3. Grabación del sonido
La configuración más rápida es conectar directamente el micrófono al minijack de la cámara si por ejemplo estamos usando un micrófono lavalier, pero como ya hemos dicho no es lo más deseable.
Otra solución típica para esto es usar una interfaz de audio con las entradas y salidas necesarias y conectarlo directamente al PC, que hará de grabadora de sonidos. Pero a mí tampoco me convence, porque ya necesitamos un cacharro extra (el PC) que emite ruido y añade complejidad al asunto.
Yo, tras años picando piedra a base de prueba y error, al final he llegado a la conclusión de que la mejor combinación es micrófono + grabadora digital. Estas son resumiendo mucho unos dispositivos que recogen la señal del micro y la convierten en unos y ceros para digitalizarla y grabarla en un soporte, como por ejemplo una tarjeta SD.
Lo curioso es que yo empecé con una de estas grabadoras, la famosísima, polivalente y utilísima Zoom H1N, para pasar a la entrada minijack de la cámara. Mi idea era simplificar el proceso de grabación, pero el resultado no acabó de convencerme. Además, la Zoom H1N no tiene entrada XLR, y como yo quería mejor calidad, así que finalmente, tras consultar a colegas expertos en la materia, adquirí la grabadora Tascam DR-60D MKII.
¿Y por qué esta y no otra? Pues primero porque es más barata que otras grabadoras de su mismo rango y pese al aspecto que tiene es igual o más fácil de transportar. Luego, porque permite conectarla fácilmente a una fuente de alimentación mediante mini USB, ideal si queremos tener un sistema de grabación completamente autónomo. Y por último, porque es un cacharro muy pensado para rodajes (de hecho fue la grabadora que se usó en mi último cortometraje, Las pinzas) y tiene un par de características muy buenas:
- Puede acoplarse en tornillos para trípode y colocar la cámara por ejemplo sobre ella
- Permite grabar pistas de seguridad, con una amplificación menor, por si la pista principal pica, o satura
Esta grabadora cuesta a día de hoy 169€ en Amazon y ya te digo yo que no vas a conseguir mejor calidad por menos precio.
Ah, otra cosa, aunque no lo creas, en igualdad de condiciones, dos dispositivos diferentes no van a captar con la misma calidad el sonido de una fuente. De la misma forma que dos cámaras no graban igual la imagen de un mismo objetivo Sigma, por ejemplo.
Esto se debe a que el sonido se capta de manera analógica, y todo lo analógico está más a merced de la naturaleza, no es absoluto, no son 0 y 1, no hay CRC o comprobaciones de redundancia cíclica. Así que no va a sonar igual tu micrófono grabado con la entrada minijack de tu móvil que con tu tarjeta de sonido que con una grabadora de estudio de cientos de miles de euros. Por eso vale la pena invertir en buenas grabadoras y no en lo más barato que encontremos.
Así que resumiendo, ya con el micrófono (89€) + cable XLR (9€) + pie de micro (21€) + grabadora (169€) tenemos un equipo completo de grabación de sonido de excelente calidad por 288€. ¿Es barato? No. ¿Es caro? Definitivamente no. Con esto vamos a tener un buen sistema que va a extraer todo el jugo de un micrófono para grabaciones en interiores como tus vídeos de YouTube, podcasts e incluso, por qué no, cortometrajes. Recuerda que a la grabadora puedes conectarle micrófonos de cañón por ejemplo. Tienes un equipo mucho más modulable y versátil por muy poco dinero. ¿Qué más se puede pedir?
Pedro Terrero
Creador de Creatubers. Realizador audiovisual y entusiasta de la tecnología y la creatividad. Le encanta viajar, escribir, dejarse sorprender y hablar de sí mismo en tercera persona.
Página Web : https://www.creatubers.com
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