Qué equipo de audio necesitas para editar vídeo

En el vídeo anterior de Creatubers ya te expliqué cuáles son los periféricos mínimos necesarios para trabajar en edición de vídeo. Había un componente que brillaba por su ausencia, y ese era el equipo de sonido. ¿Por qué no lo incluí? Sencillamente, porque conllevaría excederme en la cantidad de datos proporcionados, alargando el vídeo hasta extremos devastadores. Por eso, y porque siempre he sido una persona lo suficientemente inconformista con la cosa «auditiva» como para limitarme a enumerar los primeros componentes que encuentre en Amazon, quiero dedicar esta entrada a desgranar el equipo necesario para editar vídeo.

¡Un momento! Hemos dicho edición de vídeo. ¿Para qué querrías un equipo de audio de cientos o miles de euros, si de lo que se trata es de montar imágenes? Por dos razones muy sencillas. La primera, porque, pese a que de lo que se trata es de tener solo una referencia en el sonido, a veces vamos a querer hacer un trabajo más fino de edición de audio. Piensa que, sobre todo al principio, no vas a disponer de un presupuesto muy holgado para contratar a un editor de sonido, con lo cual es posible que también tengas que emplearte en hacer un montaje de sonido lo más decente posible. El gremio de editores de sonido se debe de estar llevando las manos a la cabeza, pero, lo sentimos, el dinero manda. Por eso, siempre es recomendable no quedarse en lo más básico, sino ir siempre un escalón por encima para que nuestro equipo no flaquee cuando demandamos un poco de más potencia o versatilidad para hacer nuestros trabajos.

La segunda razón es que este canal se llama Creatubers y, como su eslogan indica, versa sobre software creativo. Seguro que eres una persona creativa, que le gusta hacer sus pinitos en todos los ámbitos creativos que puedas abarcar con un PC: diseño gráfico, edición fotográfica, montaje de vídeo, producción musical… ¿Quién sabe si descubres tu verdadera cuando te metas a editar el sonido de ese corto tan aburrido de montar que te ha salido? A veces la magia llega de los sitios más insospechados, y hay que estar preparado para ello.

1. La tarjeta de sonido

Es el cerebro de la parte auditiva de nuestro ordenador, la que debe procesar la información que le llega de la CPU en forma de ceros y unos para transformarla en un pulso eléctrico que llegará a los altavoces. Invertir en una tarjeta de sonido es una excelente idea, pues no solo contará con más y mejores conexiones, sino que también conseguiremos sacar una señal de sonido de mejor calidad. Por si esto fuera poco, si adquirimos una tarjeta de sonido como un componente aparte, estaremos descargando a la placa base de la tarea de procesar también el sonido. Huye de las tarjetas de sonido integradas en placa; las conexiones son muy básicas y la calidad de sonido es peor. ¿No notas la diferencia? Prueba a escuchar una canción en MP3 a 320kbps con unos auriculares caros conectados a una tarjeta de sonido barata y luego a una cara. La diferencia es abismal.

Mi recomendación. Una excelente opción para no rascarnos el bolsillo y disponer de un equipo muy versátil y, lo mejor de todo, portátil, es adquirir una tarjeta de sonido conectada por USB. Yo tengo la Sound Blaster X-Fi HD, que puedes encontrar aquí por menos de 90 euros. Tiene ya algo de tiempo, pero su calidad está a prueba de los oídos más exigentes. Dispone de los conectores básicos, con jacks estándar (no minijack, ojo), además de entradas y salidas óptica y RCA.

2. Los altavoces

Aquí tenemos que hacer una distinción importante. No son lo mismo unos altavoces estándar que unos monitores de campo cercano. Sin entrar en detalles (no soy experto en sonido), los monitores de campo cercano tienen una mayor precisión a la hora de reproducir el sonido. Como comprenderás, el precio de estos componentes es sensiblemente mayor que el de unos altavoces Creative que puedas encontrar en la tienda de la esquina, pero su fidelidad es mucho mayor. Dentro de los monitores de campo cercano, podemos encontrar de dos tipos: activos (o autoamplificados) y pasivos (no autoamplificados). Los primeros amplifican la señal y suelen ser los más baratos, ya que sus componentes están diseñados para salir del paso. Los monitores pasivos requieren de una señal preamplificada. Aquí estamos jugando en una liga superior, abriéndose ante nosotros un abanico enorme de posibilidades. Pero recordemos que estamos editando vídeo, no grabando el nuevo disco de Skrillex.

Mi recomendación. Para no devanarse los sesos, unos monitores de campo cercano activos de calidad media, en conjunto con una buena tarjeta de sonido, hará que el sonido sea muy fiel en todas las frecuencias y nos permitirá discernir casi todos los detalles en nuestro montaje de sonido. Yo tengo unos Hercules XPS 2.0 de 60W, que cuestan unos 85 euros. Por cierto, la mejor posición de los altavoces es a ambos lados del monitor, colocados en diagonal mirando hacia nosotros, a la altura de nuestros oídos. Notarás la diferencia.

3. Los auriculares

No son un componente indispensable, pero, ¿y si queremos aislarnos de los sonidos exteriores sin perder un ápice de la maravillosa calidad de sonido que sale de nuestros altavoces? Unos buenos auriculares, que reproduzcan con fidelidad el sonido y no provoquen fatiga tras horas de uso, serán nuestros mejores aliados.

Mi recomendación. Cualquieras de la marca AKG. Lo demás es postureo. Mira cualquier vídeo grabado en un estudio de radio. AKG siempre estará presente. Son los auriculares que mejor sonido reproducen sin gastarse cientos de euros. Los míos son unos AKG K 142 HD, muy básicos y ya algo antiguos, pero con una respuesta excelente en todas las frecuencias. Además, son ligerísimos y cómodos de usar.

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