- Si has optado por un sistema Mac, la opción más instantánea es usar el sistema operativo Mac OS, aunque siempre puedes instalar también Windows a través de Parallels Desktop y que cohabiten los dos sistemas en el mismo equipo.
- Si has optado por el mundo PC, la opción más lógica es instalar Windows en su última versión. Para sistemas basados en Linux existen iniciativas muy interesantes dirigidas a un segmento profesional, como Lightworks o DaVinci Resolve, pero aún se encuentran tan verdes que no son opciones válidas para entornos de producción. Sin embargo, el futuro es prometedor.
Ya tenemos nuestro sistema operativo corriendo cual caballo por la verde pradera sobre nuestro flamante hardware. ¿Pero adónde tenemos que llevar a nuestro caballo? Es decir, ¿qué aplicación necesito para editar vídeo? De nuevo, dependiendo del sistema que hayamos elegido, las opciones varían. Para Mac, si la adquisición del equipo nos ha vaciado los bolsillos por completo, la opción más a mano es iMovie, la aplicación que viene por defecto instalada en Mac OS. Si queremos algo más ambicioso, la opción indispensable es Da Vinci Resolve, la aplicación que ha crecido como la espuma en los últimos años y que ya le pisa los talones a los grandes.
Si disponemos de un presupuesto más holgado, las opciones comerciales reinantes son Premiere Pro y Final Cut Pro, esta última en exclusiva para este sistema. ¿Cuál es la mejor opción? Premiere Pro permite un flujo de trabajo impecable entre las aplicaciones de su familia (After Effects, Audition, Illustrator, etc.), tanto dentro como fuera del sistema Mac, es decir, que puedes por ejemplo importar composiciones de After Effects creadas desde su versión para Windows. Sin duda, el gran punto a favor de esta alternativa. Por contra, Premiere Pro desde hace unos años sigue un sistema de suscripción, por lo que no será posible hacer un pago único y quedarnos con el software.
Final Cut Pro es una alternativa, exclusiva para Mac, que cada vez ha ido cobrando más relevancia en el segmento profesional, sobre todo por su potencia, optimización para el hardware de Mac y su famoso sistema de renderizado en segundo plano. Además, tiene un precio muy reducido para todas las posibilidades que ofrece (a día de hoy, por 300€ lo tienes).
En Windows antes teníamos Movie Maker, aquella entrañable aplicación que Microsoft suprimió de las últimas versiones de su sistema operativo. Las opciones gratuitas son muchas, con DaVinci Resolve como principal exponente. En lo referente al software comercial (es decir, de pago), la diatriba en el mercado semipro está entre Adobe Premiere Pro y Vegas Pro. Ya hablé de esto en su momento, aunque hoy por hoy, para mis necesidades, la opción de Adobe es la más conveniente, que no la mejor. La curva de aprendizaje en Vegas Pro es menos pronunciada y permite tener resultados convincentes más rápidamente que en Premiere, esto es innegable. Pero la compenetración con las aplicaciones de Adobe, con las horas y horas de trabajo que me ha ahorrado, decanta mi balanza por Premiere.
Y por último, nunca hay que dejar de lado los sistemas GNU/Linux. Ahora mismo las opciones son variadas pero poco potentes o demasiado enrevesadas (Cinelerra, Kdenlive, Lightworks), algo por desgracia demasiado habitual en el mundo Linux. Sin embargo, la irrupción de DaVinci Resolve me hace pensar que el mercado profesional empezará muy pronto a tener en cuenta este sistema para correr programas de edición de vídeo, y eso será una excelente noticia.
Por supuesto, si queremos movernos en un mundo estrictamente profesional, el rey a día de hoy sigue siendo Avid Media Composer. Con un potente ecosistema de software (el grandísimo Pro Tools) y hardware (las estupendas y carísimas estaciones de trabajo Avid) a su alrededor, Avid es el estándar en Hollywood y entornos de televisión y cine. Si disponemos del presupuesto y las ganas de aprender los entresijos de este fascinante programa (te adelanto que no es nada sencillo de manejar), Media Composer es una opción muy a tener en cuenta.
Como siempre, hablo desde mi experiencia personal, intransferible y mutable. Estoy abierto a todos los comentarios y sugerencias que quieras hacerme. El mundo de la edición de vídeo no lineal es tan volátil y variado que lo que hoy es un estándar mañana estará en el cubo de la basura y lo que a mí me maravilla a ti te puede resultar un incordio. Eso es lo que lo hace tan rico.
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